Un policía boliviano fue asesinado con dinamita tras ser secuestrado por seguidores del expresidente Evo Morales, según denunció el gobierno. El viceministro Jhonny Aguilera reveló que el agente Christian Calle murió al explotarle un artefacto colocado en su cuerpo durante las protestas que exigen la renuncia del presidente Luis Arce.
El saldo mortal asciende a cinco víctimas: cuatro policías y un campesino. Los choques más graves ocurrieron en Llallagua (Potosí) y Cochabamba, donde manifestantes armados resisten el desbloqueo de carreteras, paralizadas hace 11 días por la crisis política y económica.
La tensión escaló cuando simpatizantes de Morales, impedido de postularse nuevamente, acusan a Arce de manipular las instituciones. El líder cocalero, refugiado en el Chapare desde 2024, enfrenta una orden de captura por trata de menores, cargo que él rechaza.
Las autoridades alertan que la violencia podría intensificarse si no se toman medidas. Mientras, 19 bloqueos persisten en carreteras, aunque menos que días atrás. Los enfrentamientos reflejan la fractura en el oficialismo, con Morales desafiando al gobierno que alguna vez lideró.
La crisis amenaza la estabilidad de Bolivia de cara a las elecciones de agosto, "esto ya no es una protesta, es terrorismo", declaró un alto funcionario, exigiendo justicia por los agentes caídos.
