Dan Rivera, un reconocido investigador de lo oculto de 54 años, fue hallado sin vida en una habitación de hotel el pasado domingo 13 de julio, en Gettysburg, Pensilvania. Custodiaba nada menos que a Annabelle, la muñeca considerada una de las más peligrosas del mundo paranormal, durante la gira “Devils on the Run”. No presentaba signos de violencia ni heridas, y el forense catalogó su muerte como “indeterminada”.
Rivera era una figura habitual en este tipo de eventos, donde objetos supuestamente embrujados eran exhibidos al público. Annabelle, pieza central de la muestra, había sido retirada del museo de los Warren —famosos demonólogos— pese a las advertencias de que nunca debía ser movida. La muñeca se encontraba esa noche en una camioneta afuera del hotel, y no en la misma habitación donde fue hallado el cuerpo.
El orfanato embrujado de Pennsylvania fue el escenario de esta última presentación, que agotó entradas y reunió a cientos de fanáticos del misterio. Según testigos, Dan se mostró enérgico y bromista hasta el último momento. “Estaba de buen humor, no parecía tener problemas de salud”, declaró un asistente del evento.
El traslado de Annabelle siempre fue motivo de polémica. Desde los años 70, los Warren advirtieron que la muñeca no estaba poseída por un espíritu inocente, sino por una entidad demoníaca. En su museo de Connecticut, permanecía en una urna sellada con crucifijos y oraciones de protección, acompañada por un cartel escalofriante: “No abrir bajo ninguna circunstancia”.
El mundo paranormal está conmocionado. Algunos lo llaman una coincidencia. Otros, una advertencia. Lo cierto es que una vez más, la historia de Annabelle suma un nuevo capítulo oscuro. ¿Realmente fue prudente sacarla de su encierro?