Claudio tiene 31 años, pero su estatura y rasgos lo hacen ver como un niño de 10. Padece déficit de la hormona de crecimiento, la misma condición que Lionel Messi superó con tratamiento. Sin embargo, "Pollo", como le dicen, no tuvo la misma suerte: a los 8 años, su familia dejó el tratamiento por falta de recursos.
"Mis amigos crecieron, yo no", confiesa Claudio con resignación. Su condición no solo detuvo su crecimiento, sino que también afectó su desarrollo hormonal. "No puedo tener hijos, pero me hubiese gustado formar una familia", revela con tristeza.
Hoy vive en una casa humilde con techo de chapa, donde el agua de lluvia se filtra por todas partes. "Mi sueño es arreglar la casa para mi mamá y mi hermana", dice mientras muestra los tachos que usan para recolectar agua. Su prioridad no es él, sino su familia.
El bullying marcó su infancia
"Me pegaban, me insultaban, pero nunca le conté a mi familia". A pesar de todo, Claudio mantiene una sonrisa y una actitud resiliente. "Me acepté como soy", afirma con dignidad.
Hoy busca un trabajo estable para ayudar en casa. "Me gustaría trabajar en una panadería, de mozo, ¡de lo que sea!", dice con esperanza. Mientras tanto, colabora vendiendo milanesas con una vecina, quien lo describe como "siempre dispuesto a ayudar".
Su historia es un llamado a la empatía y una alerta sobre las desigualdades en el acceso a la salud. “Pollo” agradece cada gesto y se emociona cuando siente que alguien lo ve. “Me hubiese gustado seguir el tratamiento como Messi. Me hubiese gustado crecer, pero después me acepté así como soy”, concluyó.
