Un caso que mezcla deslealtad y audacia salió a la luz en la zona de plaza Evita, donde un empleado de una ferretería fue detenido tras descubrirse que robaba productos del local para abastecer su propio taller de cerrajería. Cámaras de seguridad registraron cada detalle del engaño, dejando en evidencia un patrón de robos que se repitió durante semanas.
Todo comenzó cuando el propietario notó faltantes de mercadería exclusiva, especialmente candados y cerraduras. Sospechó de uno de sus trabajadores y decidió revisar las cámaras. Las imágenes del 31 de octubre fueron claras: el empleado ocultaba cajas dentro de bolsas y continuaba como si nada. La escena volvió a repetirse el 5 y el 10 de noviembre, confirmando el modus operandi.
Con estas pruebas, la Justicia autorizó un allanamiento en el taller de cerrajería del acusado. El operativo reveló un arsenal de elementos robados: siete candados de arco mediano, dieciocho cerraduras y diez candados de la marca que solo distribuía la ferretería afectada. La maniobra dejó al descubierto cómo transformaba el robo cotidiano en negocio propio.
En la audiencia de imputación, el sospechoso decidió no declarar. El fiscal Jovanovics, al evaluar la gravedad del caso y un posible riesgo de fuga, solicitó que el hombre quede detenido con prisión preventiva. Ahora, la causa avanza mientras el comerciante espera que la Justicia siente un precedente claro.
El caso generó preocupación en el sector comercial, donde piden controles más estrictos para evitar que situaciones similares afecten a pequeños negocios. Las autoridades insisten en denunciar cualquier irregularidad para frenar este tipo de delitos que erosionan la confianza y ponen en jaque a comerciantes locales.
