En el corazón del Valle de Lerma, San Lorenzo Chico dejó de ser una zona tranquila para convertirse en el epicentro del desarrollo inmobiliario más acelerado del norte. La llegada de capitales, el boom del litio y los nuevos proyectos de lujo modificaron por completo la fisonomía del lugar, que hoy es comparado con Dubái por su crecimiento explosivo y su alto nivel de inversiones.
El motor del cambio es claro: la minería del litio. Con proyectos millonarios en Pastos Grandes y Pozuelos, Salta se posicionó en el mapa global y atrajo a empresas de todo el mundo. Técnicos, gerentes y proveedores comenzaron a instalarse en zonas cercanas a la capital, buscando naturaleza, seguridad y servicios premium. El impacto fue inmediato: rentabilidades de hasta 10% anual en dólares, valores desde u$s 1.700 el m² y departamentos en renta que alcanzan los u$s 3.000 mensuales.
Entre los hitos más llamativos está el futuro Hotel Hilton Garden Inn, el primero del NOA, que abrirá sus puertas en 2027. Tendrá 112 habitaciones, más de 10.000 m², piscina, gimnasio, sauna y terraza para eventos. También avanzan proyectos mixtos como Tribeca, barrios privados como Las Achiras y condominios como La Trinidad, que consolidan un perfil urbano moderno y de alta categoría.
El crecimiento se siente en las calles: restaurantes de autor, cafeterías, comercios premium y servicios exclusivos cambiaron la vida cotidiana de la zona. San Lorenzo Chico ya no es solo un corredor entre Salta y las yungas: es un nuevo centro urbano, elegido por familias, inversores y profesionales de la minería.
Todo comenzó hace poco más de una década, cuando en 2013 el proyecto Praderas de San Lorenzo marcó un antes y un después con el primer barrio privado estilo club. Desde entonces, la expansión no se detuvo: más loteos, emprendimientos turísticos y la instalación de empresas ligadas al litio impulsaron un crecimiento sin precedentes.
