En El Salvador, el presidente Nayib Bukele sorprendió al país con una nueva normativa educativa: los estudiantes deberán asistir a clases con el cabello corto, uniforme limpio y saludar respetuosamente a los docentes. La disposición llegó tras el nombramiento de la capitana Karla Trigueros, médica con formación militar, como ministra de Educación.
Su primera orden fue clara: imponer disciplina en las escuelas, que en el pasado fueron semillero de pandillas. Esta semana, directores recibieron un memorando donde se exige que los alumnos mantengan una presentación adecuada y un comportamiento respetuoso. La medida busca frenar intentos recientes de reorganización de maras dentro de los centros educativos.
El contexto no es menor: en junio, las autoridades capturaron a 40 estudiantes acusados de intimidar a compañeros, cometer agresiones y fomentar consumo de drogas. “Los maestros tenían miedo de disciplinar a los alumnos por temor a denuncias”, expresó Paz Zetino Gutiérrez, dirigente sindical docente, quien pidió revisar también las leyes de protección de menores.
La respuesta en las escuelas fue inmediata. En un colegio de San Salvador, alumnos formaron fila y pasaron frente a docentes para inspección de uniforme y cabello. “Yo pensé que no era tan serio, pero ahora entendí”, contó Juan, un estudiante que fue reprendido por no llevar la insignia en su camisa.
Para muchos padres, la medida es positiva. “Así se van ordenando desde chiquitos”, opinó María Barrera. Sin embargo, no faltaron críticas: la abogada Jayme Magaña advirtió que la situación económica complica a muchas familias. “Si no hay plata para el peluquero o agua para lavar, ¿cómo cumplir?”, cuestionó en redes sociales.
Frente a esta realidad, algunas alcaldías ya ofrecen cortes de cabello gratuitos para los estudiantes, mientras peluquerías se llenan de jóvenes en busca del corte reglamentario. Bukele, firme en su postura, aseguró: “Para construir el El Salvador que soñamos debemos transformar por completo nuestro sistema educativo”.
