Una joven de 21 años, Brisa Páez, terminó en coma inducido durante dos semanas tras recibir una patada en la cabeza durante un entrenamiento "antidisturbios" en la Armada Argentina. El hecho ocurrió el 4 de abril en la Facultad de la Armada (Vicente López) y desencadenó la detención de ocho superiores, incluidos el instructor y el suboficial a cargo.
Testigos revelaron que los superiores intentaron obligar a los voluntarios a mentir: "Si alguien les pregunta qué les pasó, digan que se golpearon en su casa". Los jóvenes sufrieron lesiones graves durante el ejercicio, caracterizado por violencia excesiva y falta de preparación previa.
La jueza Sandra Arroyo Salgado rechazó las excarcelaciones de los implicados, entre ellos un suboficial de inteligencia. Mientras tanto, Brisa, hija de un marino de carrera, continúa internada en el Hospital Militar, bajo observación por posibles secuelas neurológicas.
Los voluntarios, que realizaban tareas administrativas por sueldos de entre 400.000 y 500.000 pesos, denunciaron que el simulacro fue un acto de brutalidad injustificada. "Nos tiraron objetos, nos golpearon y nos empujaron sin explicaciones", declaró uno de ellos bajo juramento.
El Ministerio de Defensa y la Armada aún no han brindado explicaciones sobre el protocolo de este entrenamiento.
