Tras la asunción presidencial de Rodrigo Paz en Bolivia, un momento inesperado captó la atención internacional. En medio de un breve pero emotivo encuentro, Javier Milei, presidente de Argentina, le lanzó una frase cargada de experiencia y advertencia: “Yo sé lo que estás recibiendo. Te lo puedo decir por experiencia propia”. Las palabras resonaron con fuerza en un contexto de crisis económica que parece repetirse a ambos lados de la frontera.
Según trascendió, la conversación comenzó distendida, con el fútbol como primer tema, pero rápidamente giró hacia la política y los desafíos que enfrentan ambos países. Paz, visiblemente receptivo, respondió con una sonrisa: “Nosotros somos buenos para recibir consejos”. El diálogo reflejó una sintonía inesperada entre dos líderes que asumieron el poder tras largos ciclos de gobiernos hegemónicos —el peronismo en Argentina y el MAS en Bolivia—, con escenarios económicos casi calcados.
En Bolivia, la situación es crítica: la inflación ya roza el 19,22% y la escasez de dólares y combustibles paraliza sectores enteros de la economía. En Argentina, Milei asumió hace dos años bajo condiciones similares, con una inflación desbordada y una moneda en caída libre. Por eso, su advertencia a Paz no fue casual, sino casi un espejo del pasado reciente argentino.
Ambos mandatarios coincidieron en la necesidad de cooperación bilateral y en el desafío de reconstruir economías golpeadas por años de desequilibrio. “Te deseo fuerza”, habría dicho Milei antes de despedirse. Un mensaje breve, pero con el peso de quien ya atravesó la tormenta.
