Esa noche del 25 de noviembre de 2017 en Córdoba quedó grabada a fuego. Brenda Barattini, una arquitecta con futuro, transformó un encuentro íntimo en una pesadilla desgarradora. Con una tijera de podar escondida, atacó a su amante mientras él tenía los ojos vendados, seccionándole casi por completo el pene. La escena conmocionó a toda una provincia.
Tras la agresión, la víctima logró escapar milagrosamente. Una vecina enfermera le salvó la vida aplicando primeros auxilios que evitaron su desangramiento. Mientras tanto, las evidencias no dejaban lugar a dudas: encontraron cartas y anotaciones que revelaban un plan meticuloso de mutilación. Su intento de fingir abuso fue desmontado por la investigación.
En septiembre de 2019, la justicia cordobesa la condenó a 13 años por tentativa de homicidio. El tribunal integrado por Traballini, Vitozzi y Centeno fue contundente. Además, Barattini fue condenada a indemnizar económicamente a su víctima, reconociendo el daño irreversible causado.
Sorprendentemente, este martes recuperó la libertad condicional. Originalmente podía acceder al beneficio recién en noviembre de 2026, pero obtuvo casi un año de reducción por cursos y carreras universitarias realizadas en prisión. El juez Facundo Moyano Centeno analizó sus progresos antes de concederle la salida anticipada.
Bajo estrictas condiciones, Barattini deberá residir en Comodoro Rivadavia con su madre, someterse a tratamiento psicológico y reportarse mensualmente hasta 2030. Tiene prohibido acercarse a menos de mil metros de su víctima. Cualquier incumplimiento significaría regresar a prisión inmediatamente.
Su liberación genera polémica: ¿la reinserción social es posible tras un acto de tal violencia? La sociedad cordobesa aún recuerda el caso que estremeció a la provincia, mientras la arquitecta intenta recomenzar lejos, bajo la atenta mirada de la justicia.
